Por Emilio Camacho
Domingo, 18 de Febrero del 2018
Hay reglas para hablar con 'Heduardo', el columnista de La República que a diario interpela a los políticos con sus dibujos. Y la primera regla, casi calcada de una película de David Fincher, es que nadie habla con 'Heduardo'. La segunda es que'Heduardo' rehúye a las entrevistas. Como él mismo dice, siente que lo llevaran de grado o fuerza a una de esas aburridas comisiones investigadoras del Congreso en las que no importa duplicar los esfuerzos del Ministerio Público. Eduardo Rodríguez, 49 años de experiencia como viñetista y observador de la realidad nacional, mudó sus lápices hace unas semanas a este diario. En sus primeras 17 viñetas en La República ya ha retratado al presidente Pedro Pablo Kuczynski, a su colega venezolano Nicolás Maduro, a Keiko Fujimori, y a sus recurrentes hombrecillos de frente arrugada y espaldas imposibles. Después de un prolongado intercambio de mensajes, ha aceptado responder este cuestionario por correo electrónico, desde su búnker en un remoto lugar al sur de Lima, con un ojo en el Twitter y otro en la pantalla en la que hace sus temidas ilustraciones.
Si yo fuera uno de los jóvenes del censo de octubre del año pasado y le preguntara a qué se dedica, ¿qué me respondería? ¿Caricaturista, responsable de una columna ilustrada, tuitero, o no me respondería nada y me pediría que saque el sticker con el logo de la Universidad César Vallejo de la puerta de su casa?
El sticker de la César Vallejo es bonito, aún lo mantengo en la puerta de mi casa porque hace juego con el poster de César Acuña que tengo en mi sala. Prefiero decir que soy responsable de una columna ilustrada o columna gráfica. Creo que con los dibujantes de mi generación se empezó a considerar a las viñetas políticas como columnas de opinión. Hoy, la mayoría de dibujantes ya no coordinamos los temas con el medio en que trabajamos.
El sociólogo Carlos Infante lo entrevistó en 2008 para redactar su tesis de doctor. En ese diálogo usted le respondió que no se sentía un caricaturista y que tampoco le gustaba dibujar, que lo suyo era opinar. ¿Sigue pensando así?
A mediados de los setentas no me perdía, como espectador, aquellos alborotados grupos de discusión entre apristas e izquierdistas que se formaban en la Plaza San Martín y en el Parque Universitario. Hoy tenemos el Twitter y ya me atrevo a meter mi cuchara opinando. El dibujo me sirve para expresarme como ciudadano. El dibujo no es mi vocación pero vivo agradecido al dibujo.
Empezó a dibujar para medios, en pleno régimen militar, con Juan Velasco Alvarado en Palacio, ¿se identificó con su régimen?
El régimen militar se inició en 1968, cuando terminé mi educación secundaria. No sabía nada de política. Fui arquero de la selección de mi colegio y solo leía la sección deportiva en los diarios. Sabía todo sobre Lev Yashin y Gordon Banks y nada sobre políticos peruanos. En 1969 o 1970 llevé una historieta a la revista Oiga, y al director Paco Igartua se le ocurrió encargarme la caricatura política temporalmente, porque el titular Guillermo Osorio (un capo) estaba de vacaciones. Al comienzo el director me daba las ideas, hasta que se aburrió y me dijo que yo debía elaborar mis propias ideas. A partir de ese momento empecé a leer las secciones políticas. Empezó el autoaprendizaje. Descubrí las palabras oligarquía, explotación, revolución, y frases como "el patrón ya no comerá más de tu pobreza".
Descubrí que existía un orden injusto que debía cambiarse. Como joven, me sentí identificado con Velasco y su revolución. Un tiempo después descubrí la palabra dictadura y luego vendrían mis dibujos de militares con sombrerotes.
¿Alguna vez quiso ser de izquierda? ¿Es de izquierda ahora mismo?
Claro que quise ser de izquierda, pero se me metió en la cabeza que no podía ser de izquierda sin antes leer El Capital de Carlos Marx. La primera vez no entendí nada, entonces recurrí a esos manuales que te enseñan a leer El Capital. Hasta que me encontré con artículos de Jean-Francois Revel, que me llevaron a buscar textos de Raymond Aron, Hannah Arendt, Alexander Solyenitzin, etc. Esos tíos terminan arruinándote tus afiches del Che y te quitan las ganas de leer El Capital. Y encima estaba el rochoso Muro de Berlín. Sigo queriendo ser de izquierda pero los izquierdistas me desaniman.
Es interesante lo que dice de los izquierdistas, ¿ha votado por ellos alguna vez? ¿Ha votado muchas veces por ellos? ¿Se arrepiente de eso?
He votado por Javier Diez Canseco para el Congreso, por Alfonso Barrantes y Susana Villarán para la alcaldía y por algunos otros izquierdistas que postularon al Congreso. Me parece que la izquierda sigue sin estar lista para manejar el país. Ni siquiera los vemos listos para manejar sus diferencias o sus matices. Lo mejor que hacen es pelearse entre ellos, dividirse y subdividirse hasta el infinito. Demasiado dogmatismo, demasiado sectarismo ya inexplicable en estos tiempos. Parece que la izquierda estuviese condenada a ser la izquierda que la derecha necesita. Falta una nueva generación que se desmarque de los dinosaurios, pero lo primero que hacen las nuevas generaciones es tratar de parecerse a los dinosaurios. No poder decirle dictador a un dictador de izquierda no es la actitud de un joven sino la de un dinosaurio. Me gustaría ver a Alberto Vergara como candidato presidencial, pero sería inevitable que personajes como Marco Arana o Justiniano Apaza se suban al carro. En fin, seguiré soñando que algún día (muy muy lejano) seremos como los países nórdicos. Como Islandia, Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia…
Hay algunos personajes clásicos en su dibujos, los militares con sombreros grandes que parecen zapatos de payaso, los presidentes, algunos candidatos, pero los protagonistas son siempre dos personajitos de saco, corbata, ñanga prominente y frente arrugada, ¿a quién representan?
Solo son mis muñequitos de los ciudadanos de a pie, como yo.
Al presidente Kuczynski lo dibuja a veces montado sobre una nube voladora, ¿por qué?
PPK ya me da nervios. Creo que nadie esperaba tanta ineptitud política de un presidente, y creo que todos coinciden en que vive al margen de la realidad, o en alguna realidad alterna que -sospecho- no comparte ni con su esposa. La nube no lo representa, porque una nube tiene un toque de idealismo. Más bien vemos a PPK en un laberinto que él mismo ha construido, sin plano alguno, donde no faltan pasajes de arenas movedizas.
Dicen que el presidente no llegará a Semana Santa en Palacio, que antes de eso vivirá su propio Via Crucis y luego de ello -por decirlo de una manera elegante- subirá a los cielos, ¿usted cree lo mismo?
En el fútbol no hay lógica y parece que en política tampoco, sobre todo en nuestro querido país. Aquí todo puede ocurrir, que PPK no llegue a Semana Santa o que el 2021 le entregue el mando al nuevo presidente, con bailecito de despedida incluido. No sé si subirá a los cielos o bajará al infierno, pero no le faltará una puerta giratoria entre el cielo y el infierno.
Los apristas piensan que usted es antiaprista. Los fujimoristas piensan que es antifujimorista, y la verdad es que lo quieren muy poco. Sospecho que la izquierda lo ve con simpatía, pero creo que eso cambiará después de esta entrevista, ¿cómo se define usted políticamente?
Los dibujantes políticos trabajamos con la coyuntura política, no somos ideólogos ni predicadores. Y la coyuntura política tampoco tiene ideología, aunque quieran direccionarla. La izquierda y la derecha tienen cosas buenas, pero en nuestro país la peor derecha y la peor izquierda se las han arreglado para seguir en cartelera. Es que se necesitan. Y el electorado, que vota por el que roba pero hace obra y por el que promete meter bala, no ayuda.
Estoy seguro de que ha recibido advertencias o amenazas de los políticos a los que les toma el pelo, eso debe ser moneda corriente. ¿Alguno lo ha felicitado o le ha hecho saber que le gusta que usted lo dibuje?
En mi caso no he recibido amenazas directas, ni teléfono tengo. De haber existido alguna presión, el que la recibe es el director del medio, que luego se traduce en despido del dibujante con alguna explicación de tipo administrativo o burocrático. He trabajado en muchos medios de diferentes tendencias y ya perdí la cuenta de las veces que he sido despedido. Tampoco he recibido elogios de los políticos.
¿Cuál ha sido la amenaza más seria que ha recibido por su trabajo como humorista político?
Durante el periodo de Morales Bermúdez me hicieron saber que integraba una lista de los que serían deportados. Dudo de esas versiones porque no me creo tan importante. Amenazas directas, ninguna. Primero tendrían que ubicar mi islote en San Bartolo, donde vivo rodeado de gaviotas.
Veo que tiene claro cómo funcionan los engranajes dentro de un medio, ¿recuerda a algún director o dueño de medio que se jugara por su trabajo, que no hiciera caso a las presiones que le llegaban para que usted dejara de publicar?
He tenido el honor y la suerte de trabajar en publicaciones dirigidas por periodistas como Francisco Igartua, Enrique Zileri e intelectuales como Luis Jaime Cisneros. Imposible que personajes de esa talla se dejen atarantar por presiones. Aunque nunca se los dijera (por timidez), ellos fueron mis maestros.
Hoy es jueves 8 de febrero, ¿hace cuánto tiempo que no pasa por Lima?
No necesito ir a Lima porque la veo en los noticieros: a su alcalde, a los que votan por él y a lo que han hecho de la ciudad. Desde los años setenta hasta fines de los ochenta vivía en Lima por el trabajo, pues dibujaba en el diario. Desde que apareció la computadora ya no necesito vivir en Lima y regresé a mi distrito al sur de Lima.
¿Qué le molesta de Lima? ¿El tráfico, el mal humor de algunas personas, su alcalde?
Lo que más me molesta de Lima es que se ve a demasiada gente agestada circulando en sus calles. La mitad son agresivos y la otra mitad simula serlo. Sumados el caos, el humo y la delincuencia, Lima ya parece una de esas ciudades-apocalipsis de los comics de Judge Dreed, pero sin Judge Dreed.
¿The Judge Dreed, el personaje que dibujaba Brian Bolland? Me gusta esa referencia, y -a riesgo de quedar como un friki- quiero preguntarle, si en Lima no tenemos un representante de la ley como ese, ¿a quién tenemos, quién nos defiende?
Son los limeños los que eligen a su defensor, pero ¿qué tipo de ciudad quieren los limeños? Pero eso es lo democrático y solo queda esperar que los limeños mejoren la calidad de su voto. Mientras tanto, ahora tenemos a Enrique Cornejo encabezando las encuestas municipales. Quizá esto le guste más a Marcelo Odebrecht que a Judge Dreed.
Vive en San Bartolo y evita venir a Lima, ¿pasear por el distrito, hablar con sus residentes y veraneantes le sirve para hacerse una idea de lo que pasa en el país?
No, solo me sirve para hacerme una idea de lo que pasa en San Bartolo.
¿Es San Bartolo un Perú en chiquito?
Creo que ninguna ciudad o distrito es un Perú en chiquito. Nuestro país es demasiado diverso.
Voy a insistir con San Bartolo, ¿qué es lo mejor de vivir en este distrito? ¿Estar a salvo de periodistas que quieren entrevistarlo?
Eso (risas). Mentira, lo que ocurre es que San Bartolo es mi casa, sus playas son mi piscina y aquí no se respira humo. San Bartolo es el ceviche, el tamal, el chicharrón, las delicias de limón del restaurante de mi amigo Emilio Manco (que jugó fútbol conmigo en el Defensor San Bartolo), casado con Carmen Laime, que estudió conmigo en el Víctor Morón Muñoz. Cosas como esas.
¿Hay alguna ciudad del país, que no sea Lima, que usted visite con cierta frecuencia? ¿Por qué?
No me gusta mucho viajar. Solo algunas expediciones al sur de San Bartolo en busca de la mejor carapulcra con sopa seca.
¿Cuánto han cambiado su vida las redes sociales?
Asu, ¿tanto así? En mi caso, las redes sociales son una buena herramienta para mi trabajo. Son mejores que el taxi o las conversaciones en el mercado para estar al tanto de lo que piensa y siente la gente, de la temperatura política. Las redes, sobre todo el Twitter, ya compiten con la televisión y seguramente el 2021 serán un escenario importante para las contiendas electorales. Prefiero el Twitter porque hace rato me aburrí de una televisión que solo entrevista a Velásquez Quesquén, Mulder, Becerril, Vitocho. Y de los Fujianalistas y analistas alanistas.
¿Puede pasar mucho tiempo sin el Facebook y el Twitter?
No lo sé, porque desde que ingresé a las redes no he dejado de visitarlas. Dicen que no son el mundo real, pero yo creo que son parte del mundo real.
Cuándo no está en las redes ni dibujando su viñeta diaria, ¿a qué dedica el tiempo?
Leer (sobre todo narrativa), música, un poco de deportes, películas y series. Les recomiendo las cuatro temporadas de The Killing en Netflix, que acabo de terminar.
Su perfil de blogger dice que llegó a tener diez blogs, la mayoría de ellos dedicados al rock peruano que se hizo entre 1957 y 1975. ¿De dónde nació su afición por este ritmo?
Soy hijo de albañil, mi padre fue uno de los que construyeron mi distrito, las casas de los veraneantes donde se escuchaba rock. Desde chico acompañaba a mi padre y fui su ayudante y en esas casas de verano fue donde escuché por primera vez un LP de Los Ventures, que me impresionó. Luego la televisión llegó a mi distrito y abundaban los programas con grupos peruanos de rock. Pude ver el debut de Los Shains (creo que en el Clan del 4) cuando apenas eran unos niños. Disfruté mucho esa época dorada del rock peruano pero recién de viejo aprendí a valorarla, por eso cuando ingresé al mundo de la computadora me puse a recopilar recuerdos para compartirlos en blogs.
¿Se queda con Los Shains o con Los Saicos?
Eso es como preguntar si te quedas con tu oreja derecha o con tu oreja izquierda.
¿Es de los que cree que el punk nació en el Perú o desconfía de esa afirmación?
Creo que el punk no lo inventó nadie. Simplemente algunos grupos sienten inclinación por tocar más fuerte, con más desparpajo, y se salen del molde. Eso ha ocurrido en todas partes y se puede rastrear desde los años 50. Personalmente prefiero el rock simple, garajero, con guitarra, bajo, batería y cantante, pero todos los tipos de rock nos han dejado obras maestras.
¿Cuál es el mejor concierto al que ha asistido en su vida?
El mejor concierto de mi vida es el que no he visto: AC/DC
Casi acabamos. Su blog sobre Brigitte Bardot no ha sido actualizado desde septiembre de 2011, ¿por qué?
Por falta de tiempo desde la aparición de las redes sociales, que son muy acaparadoras. Sigo amando a mis estrellas de cine, pero felizmente abundan los blogs con fotos de ellas.
Penúltima, ¿hace cuánto tiempo que no daba una entrevista?
A long time ago in a galaxy far, far away…
Final, y espero no ser impertinente, ¿por qué tiene temor a conversar con la prensa? ¿Tan pesados somos los periodistas?
Estoy escribiendo un cuento. Es la historia de un centenar de periodistas encerrados en una habitación y condenados a entrevistarse entre ellos hasta el fin de los tiempos. Cuando termine de escribirlo, prometo compartirlo.