El día viernes aparecieron declaraciones del presidente y de la 
ministra de Energía y Minas en que aseguraban que el proyecto iba porque
 ahora los proyectos ya no contaminan como antes y se ha iniciado una 
mesa de desarrollo. Esto ante las declaraciones de un vocero de Southern
 que dijo: “hace ocho años estamos tratando de desarrollar este 
proyecto”. Declaraciones similares fueron hechas por la gobernadora de 
Arequipa. Todos estos anuncios fueron hechos obviamente muy lejos de 
Islay, donde un grupo de manifestantes habían organizado una huelga.
No vamos a mencionar qué dijo Ollanta Humala cuando era candidato, 
pero sí qué hizo estos últimos cuatro años. Su conocimiento sobre la 
minería, su impacto social y ambiental, lo aprendió leyendo todos los 
comunicados de las ONG antimineras. Aun cuando salió en la TV afirmando 
“Conga va” nunca la visitó, nunca ha visitado ninguna mina… me corrijo: 
estuvo presente cuando concluyó el rescate de unos mineros artesanales 
que habían quedado atrapados por un derrumbe (buscando emular a Piñera y
 los ’33’).
Si realmente estuviera convencido de que no habrá contaminación y que
 el uso de agua de mar es factible en Tía María debió haberse dado una 
vuelta por la mina Cerro Lindo (Chincha), escuchar y conocer los 
beneficios de esta tecnología.
Humala no sólo no ha querido escuchar a la ‘otra parte’ (las 
empresas), tampoco nunca quiso escuchar los argumentos de los 
funcionarios del Minem que era desacreditado permanentemente por el 
ministro del Ambiente.
Inclusive la actual ministra del sector estuvo todo el año pasado 
dirigiendo el Senace, la institución creada por Humala para revisar los 
estudios ambientales, porque a su parecer los aprobados por el Minem no 
gozaban de la confianza de la población… entonces ¿qué está defendiendo 
ahora?, ¿a quién quiere convencer que el EIA aprobado está bien hecho?
No ha pasado una semana de que el Minam haya declarado que hay una 
intención de limitar los recursos de la OEFA que “tiende a su 
minimización, limitación e incluso desaparición”… sin mencionar que 
pretenden recibir de las mineras 45 millones de dólares (anualmente), 
dizque para fiscalizar. Desinforma Pulgar-Vidal (MPV), porque hace más 
de veinte años se realizan fiscalizaciones a las mineras, que pagaban un
 arancel. Sistemáticamente MPV hace declaraciones en el sentido de que 
todo lo que se ha hecho está mal, y todo lo aprobado por el Minem es 
sospechoso.
No sólo la fiscalización ambiental tendrá un presupuesto de US$45 
millones (anualmente) sino también la seguridad minera (Osinergmin) 
recibirá US$63 millones, de forma anual.
Si Humala cree que las mineras deben ser más supervisadas “para gozar
 de la confianza de la población” debiera auditar la gestión de sus 
supervisoras: Osinergmin y OEFA. Estas dos instituciones deberían no 
sólo tener indicadores de gestión rigurosamente evaluados, sino también 
ser transparentes con los gastos que realizan. No puede ser un 
‘indicador’ el monto de las multas aplicadas, el número de eventos 
organizados, o cuántos calendarios/agendas repartieron.
Son indicadores: relación de personal técnico a personal 
administrativo. Este último no debería superar el 15%, incluidos los 
abogados; alta dirección compuesta exclusivamente por técnicos de 
reconocida trayectoria; número de profesionales con maestrías en el 
extranjero; y lo más importante: si los resultados de su gestión valen 
la pena, esto es, las minas tienen cada día mejores estándares de 
seguridad y ambientales.
En resumen, la solución pasa primero en convencer a presidente, ministros, gobernadora y alcaldes… no a cinco mil agricultores
                                
                            
                             
                        
No hay comentarios:
Publicar un comentario