Mi primer trabajo

Recién salida del colegio

Con muchas ganas de chambear

Empecé con interés a hojear

Los clasificados de El Comercio

Habían dos tipos de avisos:

los grandes y los chiquitos

Los primeros te pagaban en quincena,

los segundos en cuarentena.

Me di cuenta que tenía que estudiar,

para los mejores alcanzar.

Así que al instituto fui

Asistí, estudié y aprendí

La clásica e infaltable trilogía

Archivo, taquigrafía, mecanografía,

Sin “compu” porque no existía.

Salí de la Secretaría

Con mi gran cartón en la mano,

“Secretaria Ejecutiva” decía

Todas las ganas tenía

De un simpaticón trabajo cotidiano

Después de mucho buscar

Y de nada encontrar

Tuvieron que hacerme chambear

En una empresa familiar

Era de mi primo-hermano

casi se me sale el chiclayano

cuando con mucha convicción

me metió en la recepción.

Creía que iba a una jefatura

Pero la vida siempre es dura

Trabajé de "multiusos"
atendiendo reclamos confusos
sirviendo café, haciendo recados
Escribiendo cartas, contestando llamados
supe lo que era una vieja bruja
que critica, molesta y estruja.
De todo y de todos aprendí

a Teófilo Cubillas conocí
el lujo de tomarle una foto me dí
y hasta un autógrafo le pedí.

Siempre seguí el consejo de mi viejo:

-“Usted hija, nunca deje de trabajar,

si el marido le resulta pendejo,

ya tiene como luchar.

Tampoco deje de estudiar,

jamás dejamos de aprender

yo a mis años tengo que leer

nuevos libros de medicina

y ser un doctor de genuina

eficiencia, eficacia y disciplina

para curar la enfermedad dañina.”-

Hasta que dije “c´est fini”,

mi renuncia definí.

Y por donde llegué me fui.

Mirándolo en perspectiva

La experiencia fue positiva

Nunca dejé de trabajar

Tampoco de estudiar

Vivencias buenas y malas me trajo.

con personalidad y desparpajo

Así fue mi primer trabajo

PAOLA MENDOZA LACA