martes, 24 de enero de 2017

Gasoducto con Odebrecht, no va!


¿Qué pasó? Pasó lo siguiente:

  • La empresa concesionaria (no el contratista) le dice al Estado que le hará la obra.
  • El Estado le responde que si a la fecha pactada no ha terminado con la obra, por más que haya avanzado parte del trabajo, el contrato termina y se cobra la carta fianza (GARANTÍA).  Todo esto por el perjuicio que causaría al Estado el incumplimiento
  • La empresa concesionaria o consorcio que estaba ejecutando el Gasoducto Sur tenía una carta fianza a favor del Estado peruano por USD 260 MM. Si a la fecha del 24/01/17 no reunía, a través de préstamos internacionales, el dinero suficiente para poder demostrar que tenía el financiamiento para respaldar un proyecto de USD 7,000 MM, esta fianza se ejecutaría.
  • Esa Carta Fianza la emite un banco, a su vez el banco solicita unos colaterales a Odebrecht en el lugar donde mejor le parezca. Odebrecht, una empresa desprestigiada internacionalmente hoy, no tiene ninguna capacidad de reunir ese dinero.
  • El Estado cobra la fianza. 
  • El banco debe reparar su pérdida.  Ése, evidentemente es problema del banco no del Estado peruano.
Sin embargo, esto su vez tiene otro matiz. Al haber, el consorcio, concluido algo de la obra, el contrato dice que a la fecha del avance se liquida lo que se ha avanzado, por ejemplo: se tenía que hacer 1000, se hizo 100, entonces se reconocer 100.  Es corresponde, el Estado peruano no puede ni debe robarle a nadie.


La siguiente licitación que se haga para esta obra ya tendrá como resta, lo que ya se hizo.

Cuando aparezca un nuevo concesionario ya tendrá en el haber, una buena parte de la obra realizada. En lo que más avanzado es en la compra de los tubos, se ha comprado el 80% los tubos.

Esto no es parte de un proceso judicial penal, eso hay que tenerlo en cuenta. No ha habido un juicio contra Odebrecht. No se les ha embargado sus cuentas para pagar la reparación civil, o se les ha incautado las coimas; este es un asunto meramente comercial entre el Estado Peruano y Odebrecht.
Eso es todo. Es una ejecución de garantía por 260 millones de dólares.

El estado peruano no quiere tener a Odebrecht trabajando como concesionar en el país por un largo número de años, considera que con la penalidad sale del asunto.

Pero que no se diga que el Estado peruano está cobrando a Odebrecht 260 millones de dólares.  Porque no es así. El estado peruano está cobrando una fianza por un servicio que ni siquiera se ha prestado y que no se puede prestar porque la empresa no tenía las espaldas para hacerlo financieramente, no tenía el efectivo.

A Odebrecht se le cobrará a la hora que se le imponga la reparación civil por el daño que ha causado en el Perú. A Odebrecht se le incautará el día que se ingrese a las cuentas de todos los coimeados y tengan que devolver la plata al Estado peruano, porque esa plata es el objeto de delito.

Son cosas bien diferentes, una cosa es la incautación del objeto del delito, en este caso es el dinero, otra cosa es la reparación civil por el daño causado y otra es una negociación comercial que salió mal y que finalmente el concesionario pierde la concesión porque no tiene la posibilidad de honrar lo que ha escrito y firmado en el contrato. Son tres cosas completamente distintas.

Desde un punto de vista mediático hay que tener mucho cuidado con los titulares porque hasta ahora Odebrecht no devuelve un solo centavo al Estado peruano por reparación civil.

Lo que va a pasar después con el Gasoducto Sur es algo totalmente distinto. Ese proyecto nació mal desde la época de Alan García, no es un proyecto de Humala, es un proyecto que nace con García.

Nace con García como una iniciativa privada, se llamaba Kuntur. Llega a ser disparatado porque había un grupo de empresarios que querían construir un tubo pero no tenían de dónde sacar el gas ni a quién vendérselo, entonces el negocio es como que no funcionaba.

Es como se hiciera una carretera que va de la nada, a la nada y pasa por la nada, entonces la pregunta es ¿para que lo estamos haciendo?

Con el tiempo el proyecto se fue transformando y en el gobierno de Humala se le dio mucho impulso porque el Presidente había hecho una promesa electoral de gas barato, de 12 soles el galón de GN.
Lo cierto es que ofreció una solución de energía para el sur del Perú. Y esa solución energía pasaba por esta obra, el Gasoducto Sur.

Y se convirtió como en lo que se convirtió la Interoceánica Sur.  Una obra emblemática en la que el pueblo creyó que se va a recuperar de la pobreza.  Hay que ver si la Interoceánica Sur ha sido un negocio para el Estado peruano, cuando la cantidad de camiones que transportan por ahí es ridículo, no tiene demanda ni nunca la tuvo.

Hay que tener en cuenta que muchas de las obras que se han hecho en el Perú lamentablemente, han sido promocionadas por estas grandes constructoras, sobre todo las brasileras.  Odebrecht es una de ellas. Entonces, la gente se convence que sin esos proyectos no van a salvar su vida, y que sin eso no puede vivir.  Una vez que los tienes convencidos y la presión política es brutal, el Estado peruano se embarca en un “elefante blanco” que no sirve para nada.

Muchas veces las contratistas han sido las que han modificado los proyectos para que finalmente se sirvan ellas y no el estado peruano. Y si el estado peruano no tiene capacidad técnica de primer nivel es muy complicado que haga una réplica eficiente y a eso se le agrega la presión popular.

Ahora, en el caso del Gasoducto Sur sí se ha prometido una solución muy barata y rápida, que ya se está haciendo.  Es llevar gas natural a las ciudades más grandes del sur del Perú vía camiones, como se hace con Chimbote.

Chimbote recibe gas natural que llevan desde Lima, se embarca en camiones (es un gas comprimido), con una provisión de una docena de camiones diarios, pudiéndose suplir perfectamente la necesidad de todos los taxistas por ejemplo o de todos los vehículos de transporte público que necesitan gas y lo mismo en ciudades como Arequipa donde ya tienen 10,000 viviendas conectadas con gas. Lo que necesitan es que llegue el gas vía camiones, de tal manera que parta desde algún punto del ducto del gas de Camisea.

Entonces, no es tan complicado hacerlo, en algunos casos se puede partir desde Lima desde Pisco o desde zonas más cercanas pero no es tan complicado llevar vía camiones el gas en los próximos seis meses.

Eso se puede hacer con un precio mucho más económico porque el gas natural es mucho más económico que el gas licuado de petróleo. No es exactamente lo mismo.

Eso da tiempo a hacer un mejor proyecto. El ministro Tamayo ha dicho que eso va a permitir rediseñar un mejor proyecto, porque el gas no sale sólo, sale con unos líquidos, esos líquidos son muy valiosos y también se pueden convertir en un producto que genera energía o alguna otra cosa si en algún momento en el sur del Perú se pone una planta de petroquímica (detergente, producto de limpieza, lejía, cloro, desinfectante, shampoo todos los derivados del petróleo) que Dios sabe cuándo se pondrá, ojalá que algún día.

En la medida en que las cosas se hagan bien, no importa que se hagan despacio.



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