Así de contundente es mi afirmación. Y todo esto asumiendo que en el blog tenemos un apartado de Creatividad 2.0, pero ya volveremos a ello. Mi protesta es clara: la creatividad como tal está sobrevalorada.
¿Por qué? Sencillo. Porque en los años que llevo como gestor/responsable/pringado/etc. de innovación, sufriendo a diario los estereotipos de que innovar es ser creativo y generar ideas; cuando a mi me preguntan qué tipo de personas busco en las empresas para innovar de verdad, yo busco personas persistentes. La persistencia es el primer comportamiento que hay que buscar en los tan “famosos” innovadores.
Aprovechando para citar un polémico emprendedor, Thomas Edison, el ingenio es un porciento inspiración y noventa y nueve transpiración. Una de mis citas favoritas, porque define qué características debe de tener una persona para emprender o cambiar su negocio con éxito.
Preguntaros a vosotros mismos, ¿de qué me sirve alguien hyper mega creativo pero poco consistente? ¿Para generar muchas ideas? Y si os digo que: las ideas valen cero.
Me imagino que en este momento ya estaréis pensando, a este se le ha ido la pinza totalmente. Como ya bien sabéis, los lectores más asiduos, en este blog no nos caracterizamos por prolongar la vida de los tópicos o en estar de acuerdo con el mainstream. Solamente nos dedicamos a hablar de nuestras experiencias y aportar perspectiva critica y al mismo tiempo constructiva sobre distintas temáticas.
Así que es verdad, para mi, generar ideas por generar tiene el valor que tiene, cero. O uno, si tu objetivo es crear buen ambiente en tu empresa. Pero si tu objetivo es buscar el cambio, tener ideas por tener sin buscar una aplicación practica, es una perdida de tiempo. Ah… y quien otorga el valor a las ideas son los públicos target donde las aplicas, ahí es donde verdaderamente se verá el valor de la misma, dichos públicos pueden ir desde el consumidor a un departamento de RRHH.
Ojo, que con esto no quiero decir que la creatividad y las ideas no son importantes. Llejos de eso, con esta especie de protesta quiero demostrar mi desagrado sobre el exceso de focus que existe en la primera fase de los procesos de innovación. El trabajo no termina cuando se generan cientos de ideas creativas, el trabajo acaba de empezar. Eso sí, el trabajo más “guay” puede haber terminado y el trabajo más duro va a empezar.
Utilizando como referencia nuestro apartado de Creatividad 2.0, ahí podemos ver claramente organizaciones que han tenido ideas diferentes y han currado y sudado para llevarlas a práctica.
Por otro lado, nadie es perfecto y nadie tiene todas las características y comportamientos para ser el emprendedor o innovador ideal. Hay trucos para mitigar el exceso de creatividad o falta de ella, el exceso de persistencia o falta de ella. Combinar y hacer equipos de personas con competencias complementarias es uno de los más antiguos y conocidos. Otro truco, es la moda de la co-creación, donde las empresas intentan captar ideas directamente de sus públicos target y ya se encargan ellos de llevarlas a la realidad, entre muchos otros.
¿Por qué? Sencillo. Porque en los años que llevo como gestor/responsable/pringado/etc. de innovación, sufriendo a diario los estereotipos de que innovar es ser creativo y generar ideas; cuando a mi me preguntan qué tipo de personas busco en las empresas para innovar de verdad, yo busco personas persistentes. La persistencia es el primer comportamiento que hay que buscar en los tan “famosos” innovadores.
Aprovechando para citar un polémico emprendedor, Thomas Edison, el ingenio es un porciento inspiración y noventa y nueve transpiración. Una de mis citas favoritas, porque define qué características debe de tener una persona para emprender o cambiar su negocio con éxito.
Preguntaros a vosotros mismos, ¿de qué me sirve alguien hyper mega creativo pero poco consistente? ¿Para generar muchas ideas? Y si os digo que: las ideas valen cero.
Me imagino que en este momento ya estaréis pensando, a este se le ha ido la pinza totalmente. Como ya bien sabéis, los lectores más asiduos, en este blog no nos caracterizamos por prolongar la vida de los tópicos o en estar de acuerdo con el mainstream. Solamente nos dedicamos a hablar de nuestras experiencias y aportar perspectiva critica y al mismo tiempo constructiva sobre distintas temáticas.
Así que es verdad, para mi, generar ideas por generar tiene el valor que tiene, cero. O uno, si tu objetivo es crear buen ambiente en tu empresa. Pero si tu objetivo es buscar el cambio, tener ideas por tener sin buscar una aplicación practica, es una perdida de tiempo. Ah… y quien otorga el valor a las ideas son los públicos target donde las aplicas, ahí es donde verdaderamente se verá el valor de la misma, dichos públicos pueden ir desde el consumidor a un departamento de RRHH.
Ojo, que con esto no quiero decir que la creatividad y las ideas no son importantes. Llejos de eso, con esta especie de protesta quiero demostrar mi desagrado sobre el exceso de focus que existe en la primera fase de los procesos de innovación. El trabajo no termina cuando se generan cientos de ideas creativas, el trabajo acaba de empezar. Eso sí, el trabajo más “guay” puede haber terminado y el trabajo más duro va a empezar.
Utilizando como referencia nuestro apartado de Creatividad 2.0, ahí podemos ver claramente organizaciones que han tenido ideas diferentes y han currado y sudado para llevarlas a práctica.
Por otro lado, nadie es perfecto y nadie tiene todas las características y comportamientos para ser el emprendedor o innovador ideal. Hay trucos para mitigar el exceso de creatividad o falta de ella, el exceso de persistencia o falta de ella. Combinar y hacer equipos de personas con competencias complementarias es uno de los más antiguos y conocidos. Otro truco, es la moda de la co-creación, donde las empresas intentan captar ideas directamente de sus públicos target y ya se encargan ellos de llevarlas a la realidad, entre muchos otros.
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