martes, 28 de abril de 2015

Vestirse para el premio

Por Sanntiago González
El Mundo

Grave cuestión la del atuendo, el cómo vestirse para estar a la altura de los acontecimientos, mucho más cuando se es protagonista principal del festejo. Ahí tienen al Premio Cervantes de este año, Juan Goytisolo, durante su sorprendente discurso. Fue ataviado para la ocasión. A él no le gustaba recibir este premio. Lo había anunciado hace 14 años, tal como recordaba ayer ABC tirando de la propia hemeroteca:

P.-Usted criticó con dureza la concesión del Cervantes a Francisco Umbral en el artículo 'Vamos a menos'. ¿Qué hará si se lo otorgan?
R.-Estoy dispuesto a firmarlo ante notario: no pienso aceptar el premio Cervantes nunca. No soy ningún bien nacional ni estoy dispuesto a admitir ningún premio nacional. Quien piense que escribí esa crítica para que me lo dieran a mí es que no me conoce ni conoce mi obra. (ABC, 10 de febrero de 2001).
Jon Juaristi despachaba a este Juan sin Tierra con una poca displicencia en su columna: "Que le aproveche el Cervantes, pero Américo Castro era de otra pasta", reproduciendo como punto de arranque este párrafo textual del discurso ¿de agradecimiento? del premiado:

"Dudar de los dogmas y supuestas verdades como puños nos ayuda a eludir el dilema que nos acecha entre la uniformidad impuesta por el fundamentalismo de la tecnociencia en el mundo globalizado de hoy y la previsible reacción violenta de las identidades religiosas o ideológicas que sienten amenazados sus credos y esencias".
"En otras palabras,-escribe Juaristi-, que los islamistas asesinan a cristianos, judíos, animistas o humoristas, amén de musulmanes que pasaban por allí, y secuestran y violan a niñas cristianas (como de costumbre), porque el fundamentalismo de la tecnociencia (cualquier cosa que signifique tal melonada en la jerga de Goytisolo) amenaza sus credos y esencias."

Impresionante. Yo fui muy fan de Goytisolo a caballo de los 60-70, ese malditismo español modelo José Mª Blanco White, tan fácil de comprender por las tiernas almas antifranquistas de entonces: Señas de identidad, Reivindicación del conde don Julián, Juan Sin Tierra, Campos del Níjar, La Chanca, ya no me acuerdo de si fue en este orden. Yo había llegado a él, bueno a los hermanos Goytisolo, a través de Paco Ibáñez, que hizo algunas canciones esenciales para nuestra adolescencia musitando poemas de José Agustín, me lo decía mi abuelito, me lo decía mi papá. De Luis solo alcancé a leer una novela con la que ganó el premio Biblioteca Breve.

Total que le dan el Cervantes a Goytisolo y él, naturalmente, lo acepta con reservas. Que conste que iba a ir normal, no de de frac: "Es absurdo pedir a un viejo de 84 años que se disfrace. Y puestos a disfrazarme me pondría una chilaba". Y se vistió  de homeless con pretensiones: la chaqueta, la corbata y la camisa pertenecían a tres difuntos distintos. El día que Idígoras se puso una corbata arrugada que llevaba en el bolsillo para ver al Rey, parecía Beau Brummel al lado de Goytisolo. Hombre, podría haberse puesto unos vaqueros rotos y habría contado con la cierta simpatía indumentaria de la Reina.

Es el eterno juego de apocalípticos e integrados. Ha pasado hasta con el Nobel. Están los inconformistas que lo rechazan, como Camus, y los más posibilistas, como Jean Paul Sartre, a quien se lo concedió la Academia Sueca en 1964 y también lo rechazó, -los principios son los principios-, aunque algún año después escribió a los patrocinadores por ver si le remitían los 52.000 dólares del premio. Más en esta línea, Goytisolo fue de trapillo y en lugar de discurso, soltó un speech, corto para ser discurso, pero largo considerado como regüeldo, como una escalera de gallinero, que habría dicho Santiago Russiñol: corto, pero lleno de mierda.

'A la llana y sin rodeos' se titulaba la pieza. Lástima, con lo que habría ganado con un poco menos de explicitud y un poquito más de perífrasis. "Ser persona non grata a ojos de ella [la institución literaria] me reconforta en mi conducta y labor". Tiene cojones, Romanones, blasonar de maldito cuando las instituciones le dan el premio más notable de las letras españolas. ¿Qué le harían si le llegan a considerar persona grata?

Luego, el disparate va rodado. Un anciano con pujos de antisistema invocando a Cervantes. Calcule el premio Cervantes lo que tuvo que parecerles a los islamistas del siglo XVI que el Cervantes de verdad fuera hacerles la guerra en Lepanto, después de oír una arenga de su capitán, don Juan de Austria contra su identidad religiosa:

"Hijos, a morir hemos venido, o a vencer si el cielo lo dispone. No deis ocasión para que el enemigo os pregunte con arrogancia impía ¿Dónde está vuestro Dios? Pelead en su santo nombre, porque muertos o victoriosos, habréis de alcanzar la inmortalidad".

El Cervantes que invoca Juan sin Tierra, el de verdad, llamó a aquella rebatiña contra el moro: "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros", según escribió nada menos que en el prólogo del Quijote y fue capturado años después, ya de regreso a España, por una flota turca, pasando cinco años cautivo en Argel. Cervantes fue partidario de la expulsión de los moriscos, aunque eso no fue obstáculo para que definiera como un personaje positivo al moro Ricote. Pero no sé si es una razón suficiente para que un cervantino puro se disfrace con chilaba, en fin.

Goytisolo debe de tener a sus años una visión simple de la vida y, tal vez, como escribe hoy Iñaki Ezkerra "ha confundido la entrega del Cervantes con la gala de los premios Goya". Pedro Gª Cuartango había escrito el sábado en El Mundo:

"Jamás le hemos oído una palabra de repulsa sobre un régimen que mantiene encarcelados a miles de disidentes políticos, que condena a penas de prisión a los homosexuales, que ha actuado de forma genocida en el Sáhara, que funciona con unos niveles de corrupción estratósfericos y que se define como una teocracia en la que su jefe de Estado es también su máximo líder religioso. Es cierto, como sostiene Goytisolo, que el 20% de los niños españoles viven bajo el umbral de la pobreza. Pero ese porcentaje asciende al doble en Marruecos. Goytisolo denuncia lo que tiene lejos, pero calla sobre lo que sucede a unos metros."
 

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