Cuando la política está totalmente interpelada y la confianza desvanecida absolutamente de que ellos puedan hacer algo contra la corrupción, quien debería estar fortalecido es el sistema de justicia.
Pero la misma política está arremetiendo contra la institucionalidad (Tribunal Constitucional (TC), Fiscal de la Nación (FN), Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) que está siendo tomado) y las propias decisiones del Poder Judicial (PJ) que generan incertidumbre sobre lo que puede pasar ahí.
La justicia tiene que ser la tarea que rompa el círculo vicioso de impunidad.
La corrupción llega al PJ y ahí termina todo.
Eso debería cambiar.
Ha habido una amenaza muy clara desde el congreso hacia la institucionalidad más estas señales confusas que está dando el PJ.
El PJ pudo tomar en cuenta el momento y la oportunidad en que estos cambios si estaban llevando a cabo para no dar la impresión que hay un debilitamiento del sistema sino un fortalecimiento del mismo.
El mensaje no ha sido claro. Y se habla de tener magistrados nombrados por el CNM para este nuevo sistema especializado anticorrupción, cuando el CNM no da las garantías suficientes para nombrar a nuevos magistrados con idoneidad, independencia y autonomía para integrar estos nuevos cargos.
Teníamos una Sala Nacional que ya estaba conformada, teníamos un Sistema Especializado que estaba dando sus primeros inicios.
De lo que se trataba era de dar señales muy claras de que se iba a fortalecer el sistema, si se lograba articular ese trabajo y definir las tareas, los casos y las competencias, la cosa estaría avanzando muy claramente. Pero las señales de las últimas semanas, no han sido las mejores.
Son "movidas" que finalmente van a terminar beneficiando a los corruptos.
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