Los feriados gustan a todo el mundo. Menos cuando vienen en las libretas de notas. Para quienes no son de aquí, los profesores suelen llamar “feriados” a las notas aplazadas. Éstas son escritas en el clásico color rojo sobre las libretas de notas de los alumnos, al igual que en el calendario.
Poco importa el motivo de un feriado, lo importante es poder estar despatarrado en la cama con un tubo de “Pringles Sour Cream & Onion" y una gaseosa viendo 150 canales de cable a la vez y demorarnos 5 minutos en descubrir que nada nos gusta. Gozamos de varios feriados al año, creo que sólo Venezuela nos supera. Pobrecitos, al menos algo bueno les tenía que quedar.
El feriado más reciente fue el 30 de agosto, día de Isabel Flores de Oliva, alias Santa Rosita de Lima, ¡viva la autoflagelación!. Siempre he creído que esa dama pasaría tranquilamente por sadomasoquista de haber vivido en este siglo. Unos dicen que habría terminado en el Larco Herrera (manicomio), yo no, yo creo que sería una estrella de Youtube con uno de los Facebook más vistos, con más seguidores y con más íconos de “pulgares en alto”.
Pude ver en la tele notas periodísticas a varios fieles y devotos, de todas las edades, que llegaban de todos lados, quienes peregrinaban hasta el pozo milagroso de los deseos de Santa Rosita como todos los años y lanzaban los famosos papelitos, doblados en cuatro, para que los deseos se cumplan.
Los noteros les preguntaban a los grandes y a los chicos cuáles eran sus deseos, y bueno por parte de la gente menuda tuvimos todas las respuestas que la imaginación infantil puede concebir, desde pedir por una abuelita para que se cure de la gripe, pasando por la hermanita para que deje de ser muda, hasta aprobar el examen de matemáticas del día siguiente. Para qué están los chicos si no es para poner la nota pintoresca y hacernos reír.
Recuerdo que cuando estaba en el colegio nos llevaron de “paseo” al mismo lugar, a la Parroquia Nuestra Señora de Monserrat y San Sebastián en el Cercado de Lima. Era lo más lejos de casa que había llegado, era un día gris, nublado como panza de burro y muy frío. Ya ni recuerdo qué pedí, lo que sí recuerdo es que las monjas nos ordenaron llevar papel y lápiz para escribir nuestros deseos y yo que ya pintaba como una hereje en potencia, lo olvidé por completo. Pero siempre logré solucionar mis apuros infantiles, por suerte encontré a una compañerita que tenía una hoja demasiado grande para dos líneas rangalidas y con mala letra de deseos improvisados, así que la cortó por la mitad y asunto arreglado.
Volviendo a este siglo pero al mismo escenario, lo que me causó más gracia fue escuchar al padre Juan José Ungidos, un chapetón de la tercera edad y encargado de la parroquia, decir que también recibían deseos por e-mail!!! … Cómo dijo??? Estaba en mi cama y me reincorporé de un salto. Al igual que yo, el periodista no salía de su asombro, pero con la única diferencia que él no podía reírse a mandíbula batiente como yo lo estaba haciendo, él debía guardar la compostura.
Lamentablemente los periodistas de nuestro medio adolecen de esquina, y éste no fue la excepción. No preguntó más. Ni una repregunta, ni siquiera una burlita amistosa y cordial, ni preguntó por la dirección de e-mail!!! que al fin y al cabo era la REVELACION del feriado. No, nada.
Se pueden imaginar el ahorro que esto significaría, ahorro de fuerzas, ahorro de tiempo, ahorro de plata, y sobre todo ahorro de papel. Si los árboles hablaran ya nos hubieran dado las gracias. Ya nada de peregrinación hasta el centro de Lima. Estamos a un click de Santa Rosita, primera santa interconectada de la historia. Qué orgullo y que idea tan genial.
Volviendo al tema del feriado. Todo iba bien hasta que sucedió. Eran las 9:30 am, medio abrí los ojos, conecté la radio tanteando con los dedos casi a ciegas, logré prenderla. Me desperezaba entre bostezos y estiramientos hasta que escuché al presentador del programa decir muy entusiasta: “Buenos días, soy Augusto Alvarez Rodrich y gracias por permitirme entrar a tu casa, a tu sala, a tu cocina, a tu taxi para compartir mi programa de comienzo de semana, hoy lunes 29 de agosto porque tu opinión, ME IMPORTAAAAA!!!”….
Me paralicé, abrí los ojos de golpe, por unos segundos dejé de respirar, con la mirada pegada al techo de mi cuarto, tan blanco como mi mente en ese momento… como quien ruega que no sea cierto, que el tiempo retroceda, que no sea lo que acababa de escuchar, que el periodista se haya equivocado…
No. Yo me equivoqué, me había equivocado de fecha. Jamás me había sucedido una cosa así. Y de ahí vino la pesadilla… Pensé: “¡Hoy no es feriado, es mañaaanaaaaaaaaa!!!!, nooooooooooooo”, salté de la cama, con una habilidad que no me conocía, con dirección al baño, mientras agarraba las toallas y me desvestía, tomé mi blackberry y llamé al trabajo para informar que llegaría tarde y dar la única excusa creíble que tenía, a mi mamá le había dado la “chiripiolca” otra vez. Me creyeron. Me sentí muy mal.
Por suerte, dos de mis cuatro jefes no estaban. Nunca me he alistado tan rápido en toda mi vida, me vestí con lo primero que encontré, apenas me maquillé, me hice una cola de caballo y salí corriendo a tomar un taxi. Era tan tarde que todos estaban disponibles. Y llegué.
Tuve que entrar con cara de compungida y dar las explicaciones del caso que estuve practicando en el taxi durante el trayecto. Gracias a Dios nadie tuvo ese instinto salvaje para captar la mentira e impostura. Me sentía pésimo. Detesto hacer eso, no me gusta mentir y mucho menos jugar con la salud de mi viejita, pero situaciones desesperadas ameritan medidas desesperadas. Puedo imaginarme a todos ingresando y pasando a las 8:30 am, por mi cubículo abandonado, solo y oscuro, preguntándose: “-¿Dónde estará esta chica?...-”, sin saber que la chica todavía estaba en los brazos del príncipe Vallium. Creo que la edad ya está haciendo estragos en mi memoria.
Como diría mi viejita, “debe ser la edad”.
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