viernes, 19 de agosto de 2011

Quisiera ser un gato

Después de la “entretenida” toma de mando de 28 de julio; coloquial término que utilizara el controversial, (por decir lo menos!), presidente Correa de nuestro vecino del norte al referirse a la ceremonia de juramentación de nuestro presidente Ollanta Humala (PDOH), me he sentido como manejando en una trocha escarpada de la Sierra Central de mi país pero sin señales de animales ni de humo.

Tal vez es demasiado decir “manejando”, porque en realidad no estamos al timón de este auto, eso ha quedado claro.  Siendo nosotros los jefes, el soberano, la voz de Dios, nadie nos da cuenta de nada.  Y también porque cuando veo a un gobierno (y eso que he visto bastantes!) que más parece una manga de improvisados que nunca supo cómo llegaron ahí, o cuando no escucho al presidente decir ni chus ni mus en un silencio público y angustiante hasta que a él le parece conveniente abrir la boca porque dicen que “es otro estilo de gobernar”, que “el PDOH no es figuretti”, pues me siento como cuando era chiquita y mis papás solían llevarnos a mi hermano y a mí en el asiento de atrás del auto de la familia, a lo que ellos creían que era la felicidad absoluta: la playa, …pero en calidad de bulto.

La vieja expresión: “Por qué tanto salto si el suelo está parejo” NO APLICA.  Para usar un término de los expertos en calidad total cuando se encuentran con algo que no encaja en sus soporíferos y complicados sistemas de mejora continua.

Siempre me he jactado a los cuatro vientos, que mi país puede ser todo menos aburrido.  Pero a mi humilde parecer de ciudadana de a pie, esto es demasiado!!!.  Da la impresión que no pueden pasar ni tres días seguidos sin que haya alguna noticia de lo que dijo o dejó de decir o hizo o dejó de hacer algún político. Ni un mes hace de la célebre juramentación y empezando por los discutidos nombramientos de un par de ministros y de sus aún más discutidas declaraciones, pasando por el mambo del cambio del capítulo económico de la constitución para que los recursos naturales ahora de la Nación pasen a ser del Estado (parece lo mismo, pero no lo es, verdad?)  y terminando por la chic sesión de fotos de la muy izquierdista primera Dama (quien tal vez hiciera votos de pobreza… pero para dejarla y que seguramente reniega del capitalismo pero goza de sus bondades) con vestidos carísimos de diseñador y joyas alquiladas en una famosísima revista de alta sociedad, me siento como de sobre salto en sobre salto.

Y como si fuera poco, ha sido presentado un proyecto de ley para la creación de una línea aérea de bandera!!! Sí, leyó bien, LINEA AÉREA DE BANDERA, OTRA VEZ!!!.  Cuando leí  la noticia, no sabía si estaba en el Perú o en la dimensión desconocida.  No sabía si estaba leyendo un diario serio o la parte de los chistes de “Monos y Monadas” cuando aquel diario existía…

Todos sabemos que cuando el Estado hace empresa y pierde (lo cual sucedió, sucede y sucederá), perdemos todos los peruanos, pierden los deudos de los que mueren en los accidentes cuando un avión se precipita (ya ha sucedido) y perdemos también todos nosotros por el “platal” que tendrá que salir de nuestros bolsillos para pagar tarde o temprano ese disparate.   

Pero eso no es lo peor.  Recuerdo haber oído, antes de la primera vuelta electoral, al mesiánico histriónico y auquénido candidato del partido de la chakana decir lo que todos ya conocíamos “OH es el salto al vacío, es el retroceso, voten por mí, yo los salvaré”, pues bien, ya todos sabemos cómo terminó (o empezó???) el sainete criollo.


Acto seguido, y ya en el poder los protagonistas del oficialismo, insistían en la famosa aerolínea, tal fue el alboroto que tuvieron que parar la mano y callarse la boca.  Muchos nos burlábamos y con sonrisas en las caras decíamos que dentro de poco tiempo ya no volaríamos en LAN, sino en... “Ollanta Airlines”.  Nos tranquilizábamos diciendo que jamás tendrían mayoría en el Congreso para aprobar semejante tontería, estando en la seguridad que el partido de la chakana (supuestamente liberales de derecha) a pesar de la aberración del co-gobierno, jamás aprobaría una aventura comercial de esa naturaleza.  

Pues bien, mi bella sonrisa se borró de un plumazo cuando leí la noticia y lo que es peor, mi zozobra, hasta ahora adormecida, salió “ejectada” al firmamento como un cohete lanzado a Plutón, cuando supe que quienes habían presentado el disparatado proyecto fueron nada más y nada menos que los autodenominados garantes de la gobernabilidad y de la democracia, Toledo y Cía. (TYC).  ¿Es que tan hambrientos están de poder???.  Y este sólo es el comienzo. 

Dicen que de eso se trata la Política, de pactar, de acordar, de convenir… vaya!!!, y yo que pensaba que se trataba de conseguir objetivos valederos para toda la comunidad.  Alguno de estos tontos útiles dirán lo mismo pero claro, como son simplones bípedos implumes con cerebros del tamaño de un frijol, que pertenecen a una colonia de leprosos morales con déficit de autoestima, dirán cualquier cosa para convencer a la opinión pública mayoritariamente ignorante y agobiada por la pobreza.

Ya no existen estadistas, ahora gobiernan los políticos.

En estos momentos envidio a mis gatos, animales maravillosos de inteligencia superior, que tienen todas las virtudes de los hombres pero sin ninguno de sus defectos y que me desprecian muy cordialmente a pesar de mi amor incondicional.  Cuando los molesto sin querer, sólo se limitan elegante y silenciosamente a darme “más espacio”, se apartan y trepan a cualquier mueble que esté más alto que mi cabeza.  Y sólo observan, me observan, y siguen observándome desde las alturas, les fascina estar sobre atalayas como si fueran pequeños “Olimpos” para mirar todo lo que sucede y a todos y ahí dormir a pata suelta y olvidar el resto y a los demás.  Sí, en estos momentos quisiera ser un gato.

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