Diario Jornada | Lunes, 28 de Julio de 2014 : 14:15
Es mendocina, Socióloga de profesión, pero también
profesora universitaria, Directora de Planeamiento en el Ministerio de
Educación de la Provincia de Buenos Aires, becaria del Conicet y Consultora de
OEA y Banco Mundial, entre otras labores.
Mónica siempre ha sido una mujer ligada a la
Sociología, la gestión educativa y la investigación de los lenguajes de
comunicación. Es mendocina, Socióloga de profesión, pero también profesora
universitaria, Directora de Planeamiento en el Ministerio de Educación de la
Provincia de Buenos Aires, becaria del Conicet y Consultora de OEA y Banco
Mundial, entre otras labores. Hoy se desempeña como rectora de la Universidad Marcelino
Champagnat. Durante su tiempo como estudiante, en Buenos Aires, conoció a su
marido, el ex gobernador provincial y también sociólogo José Octavio Bordón.
Su mirada a la sociedad de hoy se traduce en el
siguiente concepto: “El desarrollo de nuevas tecnologías, especialmente de
Internet, cambió la manera de vivir de las personas en la sociedad; se juega
diferente, se estudia diferente, se cura de manera diferente y hasta las
relaciones entre las personas cambiaron. Es una evolución para tener en cuenta,
sobre todo reenfocando los sistemas educativos, el nuevo paradigma de sociedad
del conocimiento”.
Mónica está convencida de que dedicarse a la
gestión en el conocimiento implica el desafío de no quedar pegados a las viejas
formas pero al mismo tiempo no perder en calidad. “La universidad es la etapa
del mundo de la complejidad. Increíblemente los nativos digitales llegan con
conocimientos técnicos pero no están acostumbrados a utilizar estas
herramientas para ingresar al mundo de la complejidad. Estamos en una sociedad
con exceso de información y la universidad debe enseñar a los estudiantes cómo
llegar al conocimiento”, dice.
Sobre las grandes falencias del sistema educativo,
González Gaviola pone el foco en la enseñanza de las matemáticas. “En nuestro
país hay escasez de ingenieros o profesionales en sistemas, creo que debemos
hacer de las denominadas carreras duras una verdadera política de Estado,
cambiando esto desde el jardín de infantes. La matemática no es otra cosa que
aprender a pensar, es lógica; sin el desarrollo de esto es muy difícil una
modernización de la Argentina en todos los aspectos”, vaticina.
De la gestión educativa cree que hoy están los
conocimientos y que gestionar no es fácil, así como no es lo mismo ser un buen
profesional que ser un buen educador. Cree que el gran desafío es que los
alumnos aprendan a usar una inteligencia múltiple, en donde el profesional
necesita reciclarse permanentemente. “Hay que lograr una permanente reinvención
de acuerdo a la rapidez de los cambios en las distintas materias. Hoy día pasa
a ser muy importante la manera en la que se piensa y la velocidad y
flexibilidad a la hora de resolver los problemas.
Hoy las nuevas tecnologías traen al modelo social
la alta capacidad de procesamiento de datos, que tiene que ver con la lógica,
hay que saber cruzar datos, ahí está realmente la revolución de conocimiento”,
afirma.
La universidad que hoy conduce cuenta con 2.500
alumnos con el objeto de ser una entidad educativa innovadora formando
profesionales para la sociedad del conocimiento.
Algo personal
Su tiempo libre lo dedica casi con exclusividad a
sus nietos. Es madre de Matilde, Ignacio y Juan Manuel.
“Me divierto mucho con mis nietos, sobre todo
interactuando con lo tecnológico”. Uno de sus hobbies es hacer videos
familiares. “Me encanta editar cine y foto, lo audiovisual me apasiona”. Otra
actividad que comparte con su esposo es el trekking. “Hemos caminado desde
tramos del Camino del Inca hasta circuitos en Washington o en el Chaltén, en
Santa Cruz”, cuenta. De su etapa acompañando a José Octavio Bordón como primer
mandatario provincial recuerda: “Nunca dejo de trabajar como profesora e
investigadora en esos momentos. Siempre lo acompañé y con una mirada más
externa y personal, desde mi posición de socióloga, de las cosas que creo que
le ayudaron, cuando tuve que criticar o ayudar siempre fui escuchada por él. Me
apasiona la política pero vista con la distancia que permita una mirada crítica
del asunto”.
Ha tenido la suerte de viajar mucho y conocer la
Argentina palmo a palmo acompañando a su esposo en la campaña presidencial de
1995. También es una gran conocedora de Latinoamérica, de lugares soñados como
Cartagena de Indias o Antigua, en Guatemala, que, según explica, reúnen la
esencia latinoamericana.
“Me conmueve que todo un continente hable una misma
lengua, es un capital que a veces no nos damos cuenta que tenemos. Yo noté esto
cuando mi esposo fue embajador en los Estados Unidos y pude palpar de cerca el
crecimiento de la cultura latina en ese país, es la segunda lengua allí”. Si
hablamos de la cocina le fascina la elaboración de pastas, el risoto y el
curry, y por sobre todo probar esas especies de Oriente. “En mi familia el
tabasco está siempre arriba de la mesa, pero también una buena copa de vino
tinto. Me gustan más que todos los blends, el espumante y un buen ron
centroamericano”, asegura con conocimiento. Su preferencia literaria pasa por
el lado de las novelas. “Trato de tener una novela siempre a mano, leo mucho,
un promedio de una novela de cada 4 o 5 días”. Es una apasionada por el cine,
inclusive incursionando en cursos de crítica cinematográfica. “Me gustan muchos
directores pero creo que mi preferido es el director, documentalista, guionista
y productor alemán Werner Herzog”. A modo de reflexión final sobre la mujer
afirma: “La mujer tiene algunas cualidades que por su rol familiar son
flexibles, porque está acostumbrada a saltar de la casa al trabajo, es una
fortaleza en este mundo de hoy.
También creo que hay cuestiones que hay que
trabajar, como en la búsqueda del desarrollo tecnológico más amigable para la
mujer. De hecho hoy en la carrera de medicina o ingeniería están empezando a
primar las mujeres. Estamos en carrera con herramientas diferentes y en las
mismas condiciones”
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