Hoy día se está discutiendo en el Congreso el Proyecto de Ley para la
imprescriptibilidad de los delitos de corrupción.
Lamentablemente, no se llega todavía aun acuerdo parlamentario. Este tema tiene 10 años de discusión o
más. La primera vez que se discutió este
tema fue en el gobierno de Alejandro Toledo y hasta ahora no se llega a ninguna
conclusión por culpa de los congresistas que están ahí muchos de ellos como
directores de intereses.
La otra discusión es que algunas penas en delitos por corrupción, (en
eso jugó Vladimiro Montesinos), siguen siendo bajas. Los delitos contra la administración pública
como tráfico de influencias tienen de 4 a 8 años, o sea que el inculpado podría
salir hasta sin prisión efectiva.
Delitos como cohecho (coima), peculado (robo al Estado), etc. no tienen
penas altas.
Sin embargo, la pena de lavado de activos (encubrir el origen ilícito
de bienes o recursos provenientes de actividades delictivas, insertándolos en
el mercado formal a través de operaciones bancarias o compra de otros bienes),
tiene una pena altísima hasta 20 años de cárcel efectiva, pero es un delito
común, no contra la administración pública.
Al margen de todo esto, las consecuencias de los delitos en contra de
la administración pública, se evalúan cuando se fija la reparación civil que,
seamos sinceros, nadie la paga.
En el caso Odebrecht, la empresa es tercero civilmente responsable en
todos estos casos. El problema es que
cuando se fijen las reparaciones civiles para Odebrecht como tercero civilmente
responsable, será, con la velocidad del Ministerio Público, dentro de aproximadamente
cinco años y para entonces no va a quedar ni una silla que rematar.
Odebrecht hoy día tiene bienes en el Perú, desde un regio edificio en
donde despacha, tiene sus oficinas, etc. y otros proyectos. La Fiscalía, por desgracia, no ha trabado
embargo, ni dicato medidas cautelares en forma de administración, no para
quitarles nada, sino para tener los embargos trabados.
El Fiscal no lo ha solicitado porque, como ya sabemos, tiene un trato
con la empresa que, aparentemente, no va a ser beneficioso para los intereses
del Estado. Por lo que se está viendo es
más o menos así “Tú me dejas trabajar tranquilo, yo te entrego a todo el mundo.”
El asunto es que la empresa no está entregando a “todo el mundo”, si fuera
así, estaríamos todos de acuerdo al ver
a los peces y ratas gordas huir como locos.
Pero no está resultando así, falta delatar a personas importantes.
Todos decimos qué pasa con… (ponga el nombre de su preferencia). La
gente de Odebrecht no se reunía con alguien para “saludar”, ya todos conocemos
cómo “saludaba”. Aparte de los
presidentes y sus testaferros, están también los presidentes regionales quienes
tuvieron que ver no sólo con Odebrecht si no con otras empresas brasileñas que
tenían este “esquema de trabajo”. ¿Qué hay con ellos? Nada.
En Brasil se calcula que Odebrecht y todas las demás constructoras, se “cartelizaron”,
logrando un incremento de obra pública para Petrobras de hasta 5%. Este
incremento en Brasil era un incremento suficientemente grande en la magnitud de
Petrobras (que era un PetroPerú con esteroides, exploraba, invertía, tenía toda
la línea de producción y nunca se privatizó) ¿Cuánto habrá sido en el Perú? Nadie lo sabe ni lo sabrá.
Aquí lo único que se sabe es que el costo de la Interoceánica se
triplicó y pasó de USD.800 MM a USD.2,200 MM.
A veces hay retos geográficos no se pueden anticipar, pero triplicar el
costo, es muy raro por decir lo menos.
Por el momento, hasta no tener la Ley de Imprescriptibilidad de los Delitos de Corrupción, tendremos a ratas recicladas en la administración pública per saecula saeculorum.
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