Una singular familia protagoniza la nueva
novela del barcelonés, que surgió en una merienda con su madre y navega entre
el drama y la comedia
POR ALFREDO ASENSI CÓRDOBA |
ACTUALIZADO 24.07.2014 - 09:39
El
escritor barcelonés Alejandro Palomas.
Una familia, una Nochevieja, mucho por
contar, ocultar, desvelar, reír y llorar. Alejandro Palomas (Barcelona, 1967)
prosigue su trayectoria novelística, que comprende títulos como El tiempo del corazón, Tanta
viday El secreto de los
Hoffman, con Una madre,
publicada por Siruela.
-Una novela que destaca por su variedad de
tonos entre el drama y la comedia...
-Hilar comedia y tragedia resulta fácil cuando tienes una familia en un momento muy determinado y muy delimitado en un tiempo y en un espacio. En esa intensidad, una cosa genera la otra: la comedia genera drama y el drama, comedia, y se van intercalando. Es como un disparo de aire comprimido.
-Hilar comedia y tragedia resulta fácil cuando tienes una familia en un momento muy determinado y muy delimitado en un tiempo y en un espacio. En esa intensidad, una cosa genera la otra: la comedia genera drama y el drama, comedia, y se van intercalando. Es como un disparo de aire comprimido.
-¿Está de acuerdo con la idea de Tolstói de
que todas las familias felices se parecen pero las desdichadas lo son cada una
a su manera?
-Totalmente. Cierras la puerta de las casas y
cada una tiene lo que tiene. Es una de las mejores frases en cuanto a
definición familiar que conozco.
-¿Cómo surgió la idea de hacer esta novela?
-Esto nace de una merienda con mi madre. Cada
vez que vuelvo de un viaje tenemos el ritual de que la invito a merendar. Es
una mujer que tiene mucho sentido del humor, se sabe reír muy bien y tiene una
de esas risas tremendamente contagiosas. Volví de Lisboa, fue un viaje
terrible, se lo conté y nos estábamos riendo mucho a pesar de que yo lo había
pasado muy mal. De repente, en un momento determinado, salí de la conversación
y vi la escena desde arriba, vi la complicidad que teníamos, cómo nos reíamos y
nos tocábamos, y pensé: esto es un milagro, esto tendría que valorarlo más,
estoy tan acostumbrado que no lo valoro. Y cuando pensé esto subí un poco más
arriba y me pregunté: qué va a pasar cuando ella ya no esté, cuando yo vuelva
de un viaje y ya no tenga esta merienda, ya no pueda llamarla... Sentí como si
un rayo me partiera por dentro. Mi mente se puso a funcionar rápidamente, a
buscar un apaño para esta situación. Quería escribir algo para que cuando mi
madre ya no esté yo posea un documento escrito al que acudir para recordar y revivir
constantemente lo que tengo en este momento. Así surgió la necesidad de
escribir esta novela, y de hecho la novela nació esa noche: llegué a casa y me
puse a escribir.
-¿Cómo fue el proceso de construcción y
desarrollo de los personajes?
-Curiosamente, no ha sido pensado en ningún
momento. A medida que iba escribiendo iban apareciendo. No hay ninguna
planificación en esta novela, no hay andamiaje. A partir de la primera frase y
la primera escena, los personajes empezaron a aparecer, y no hubo que
descartar, no hubo que incorporar... Yo creo que había hecho mucho trabajo
antes, de manera inconsciente, y cuando me senté la novela comenzó a fluir de
esta manera. Le hice muy pocas correcciones y no he tenido que reordenar nada,
lo que me lleva a pensar que ya estaba muy organizada en mi cabeza.
-¿Qué ha supuesto este libro en su
trayectoria?
-En primer lugar, un gran paso adelante en
ventas y en repercusión. A veces tengo la sensación de que he escrito todo lo
demás para aprender a escribir esta novela, porque la he escrito con mucha
seguridad, sin dudar lo más mínimo, y disfrutando mucho. He aprendido que se
puede escribir disfrutando de la vida y del proceso de escribir a la vez, que
es algo que no me había pasado nunca. Yo tenía entendido y aprendido que para
escribir tenías que no ser feliz. Pero este proyecto me ha enseñado lo
contrario y creo que esta luz se refleja en la novela. Si fuera pintor diría
que he aprendido a trabajar con una luz distinta.
-¿Cómo ve el panorama actual de la narrativa
española?
-Soy muy poco seguidor de la narrativa en
España, debo decir. Soy muy anglotodo:
pon angloy luego lo que
quieras detrás. Y últimamente muy seguidor de la literatura húngara. Así que no
sé muy bien qué decir... Hay escritores y escritoras que están apareciendo que
son interesantes, y sobre todo es interesante que buenas editoriales, que
pequeñas editoriales apuesten por escritores españoles. Esto a mí me encanta
porque creo que hay mucha gente que escribe muy bien. Y creo que hay gente que
está investigando, que es algo que faltaba: investigar sobre el lenguaje, sobre
distintas formas de expresarse, distintos ángulos... De la misma manera que hay
editoriales que investigan otros tipos de edición. Lo que nos ha dado la crisis
es intentar ver las cosas de diferentes maneras y ser mucho más atrevidos. A mí
me gusta este tipo de marcha.
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