viernes, 1 de mayo de 2015

Pobres por todas partes


Por Slavador Sostres

Esperanza Aguirre quiere echar a los clochards del centro de Madrid para impulsar el turismo. Y la izquierda le ha dicho de todo. Es verdad que los pobres muy bien no es que nos hagan quedar, pero entiendo perfectamente el enfado de la izquierda.

¿Qué sería de la izquierda sin los pobres? ¿De qué viviría la izquierda si no pudiera exhibir a sus pobres y culpar de todo a la derecha? Una de las más rentables exclusivas de la izquierda es la explotación de la industria de la miseria. Y hay que reconocerles que lo han hecho muy bien, porque nadie puede negar que son preciosas algunas canciones de Sabina y de Serrat. El primer interés de la izquierda es que haya el mayor número de pobres, y por eso todas sus teorías políticas conducen a la miseria. Cuantos más pobres hay, más Podemos. Cuando la economía empieza a mejorar, la gente normal vuelve a votar al Partido Popular.

La izquierda necesita pobres, pobres por todas partes. Pobres de solemnidad, pobres para hacer su demagogia, pobres para justificar su existencia, pobres que les paguen su vida tan droite mientras hacen la pantomima de la solidaridad.

Para la izquierda sería terrible quedarse sin pobres, porque los que les parasitan tendrían que ponerse a trabajar. Por eso la izquierda lo primero que se asegura, con sus políticas económicas y laborales, es que haya pobres, y si es posible, miserables. Pobres esparcidos por las calles. Pobres por todas partes. 

Que Esperanza quiera echar a los homeless del centro de Madrid es un ataque a la línea de flotación de la izquierda, a su estrategia publicitaria, a su tesitura moral. ¿Qué sería de la izquierda sin pobres que fotografiar? ¿Que sería de las canciones de Sabina sin la sordidez de la cochambre? ¿Qué sería de los intelectuales lloricas sin su materia prima, que es la desgracia ajena, esa tragedia de los otros con la que tan ricos se han hecho y tan bien han aprendido a traficar?

La izquierda necesita que haya en España ambiente de pobreza. La izquierda necesita que todo sea triste y que nadie tenga esperanza. La izquierda necesita que nos sintamos tan desgraciados que hasta nos parezcan líderes los sucedáneos de Hugo Chávez. 

Los pobres son el gran negocio de la izquierda y por eso la izquierda odia a Rajoy e intenta negar la evidencia de su brillante recuperación económica. La izquierda sabe que la creación de riqueza y el progreso de la Humanidad son contrarios a su negocio y por eso su gran enemiga Esperanza.

La izquierda sabe que si somos felices, ella pierde. La izquierda sabe que si confiamos en nuestros mismos y nos ponemos a trabajar, ella no tiene nada que hacer. Por eso dedica todos sus esfuerzos a crear desesperados y pobres. Es extraordinaria la eficacia de su siniestra maquinaria.

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