Londres
La Razon
Conservadores y laboristas siguen empatados en las
encuestas a tan sólo cinco días de las elecciones generales más reñidas
de las últimas décadas. Ante la imposibilidad para unos y otros de
conseguir la ansiada mayoría absoluta, los pactos post-electorales ya se
empiezan a gestionar en el «backstage». El líder de la oposición, Ed
Miliband, ha dicho que está dispuesto a renunciar a ser primer ministro
antes de llegar a un acuerdo con los independentistas escoceses. Por su
parte, el premier David Cameron ha fijado como «línea roja» el
referéndum sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea que quiere
convocar antes de 2017.
La política internacional apenas se ha
mencionado en la campaña. Pero mientras los líderes de los dos partidos
mayoritarios luchan por conseguir el voto de los indecisos, en los
despachos europeos y al otro lado del Atlántico es ya un secreto a voces
que Reino Unido ha perdido protagonismo en el escenario global. «No
participamos en las mayores crisis europeas desde el final de la Segunda
Guerra Mundial. Nos hemos distanciado de Europa y ha habido un
debilitamiento en las relaciones transatlánticas», confesaba estos días a
«The New York Times» un ex embajador británico de alto rango que pidió
permanecer en el anonimato. Desde Londres, muchos analistas advierten de
que el plebiscito, al que el líder «tory» no quiere renunciar bajo
ningún concepto, podría llevar al país al ostracismo. Pero esto tan sólo
sería la punta del iceberg. Porque la impresión que se tiene desde
fuera es que Reino Unido hace ya tiempo que ha perdido su influencia. El
pasado mes de febrero, sin ir más lejos, la ausencia de Cameron en las
reuniones lideradas por Alemania y Francia respecto al conflicto de
Ucrania fue de lo más comentado. Angela Merkel ha tomado ahora la batuta
en el Viejo Continente. Y lo malo es que Londres ya no puede escudarse
en que, pese a todo, sigue siendo el «aliado especial» de EE UU, ya que
con Washington las relaciones también se han enfriado.
El
«premier», en contra del consejo de su propio ministro de Exteriores, se
convirtió recientemente en miembro fundador del Asia Investment Bank,
en China, considerado el mayor rival de la entidad americana World Bank.
Pekín parece que no apreció el gesto, a juzgar por el artículo que
salió luego publicado en el rotativo local «Global Times»: «Gran Bretaña
debe reconocer que no es un gran poder para los chinos, es sólo un
viejo país europeo apto para viajar y estudiar». Por otra parte, la
guerra de Irak –a la que llevó al país Tony Blair– y la década luchando
junto a los nortemericanos en Afganistán han hecho mella en la opinión
popular. Reino Unido se ha unido a la coalición contra el Estado
Islámico, pero sólo para actuar en Irak, no en Siria. Quien gane las
elecciones tendrá que afrontar esté declive exterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario