lunes, 25 de agosto de 2014

El racismo, como una olla a presión

Cada tanto el problema del racismo en Estados Unidos estalla de la peor manera, y generalmente la policía está involucrada.

Por Alejandra Conti - La Voz - Argentina

Cada tanto el problema del racismo en Estados Unidos estalla de la peor manera, y generalmente la policía está involucrada. Es lo que pasó el 8 de agosto último en la ciudad de Ferguson (estado de Missouri), cuando un policía blanco mató a balazos a un adolescente negro desarmado.

Testigos de la policía dicen que el chico se abalanzó contra los agentes en actitud amenazadora. Los de la comunidad, que los oficiales dispararon a quemarropa y sin motivo justificado. El chico recibió seis balazos.

Las protestas e incidentes que se sucedieron hacían recordar a décadas atrás, cuando la lucha por los derechos civiles de los negros era tapa de los diarios de todo el mundo.

Había más de una diferencia, sin embargo: durante la lucha por los derechos civiles de los ’60 la mayoría de los grupos militaban en la resistencia pacífica y no saqueaban negocios. Los de hoy no están dispuestos a dejarse escupir y quieren que se note que están enojados.

La represión policial fue brutal, con gases lacrimógenos, carros hidrantes y demás. Entre los muchos detenidos había saqueadores pero también manifestantes pacíficos y periodistas.

Una detenida en particular llamó la atención: se trataba de Hedy Epstein, de 90 años, ciudadana estadounidense nacida en Alemania, judía, sobreviviente del Holocausto y fuerte crítica de las políticas de Israel hacia los palestinos.

Ferguson es una ciudad chica, de unos 21 mil habitantes, de los cuales el 67 por ciento son negros. Esa proporción no se corresponde con la media nacional, ya que sobre un total de 281,5 millones de habitantes en todo el país solamente el 13,6 por ciento son negros (datos de la Oficina del Censo, año 2010). En esa ciudad, 95 por ciento del personal policial es blanco.

Las familias negras, como las asiáticas, hispanas y de otras minorías, tienden a agruparse en comunidades en las que se sienten contenidas. Esta tal vez es una manera ambigua de referirse a los guetos, pero es real.

La población estadounidense negra vive mayoritariamente en los estados del sur y este (55 por ciento), como es el caso de Missouri.

A nivel nacional, los afroamericanos son mayoría en las cárceles y en los rubros de las estadísticas correspondientes a la pobreza.

Esa diferencia entre blancos y negros se reflejó en las encuestas posteriores a los incidentes en Ferguson: 65 por ciento de los afroamericanos consultados consideraron que la policía se había excedido en la represión; sólo 33 por ciento de los blancos coincidieron con ese punto de vista.

En algunos estados, como Carolina del Norte, los esfuerzos de las autoridades educativas por integrar a todas las razas en los colegios públicos no dieron el resultado esperado. En Charlotte, la capital de ese estado, se pagaba el transporte escolar a familias tanto negras como blancas para que sus hijos fueran a colegios que no quedaban cerca de sus hogares en un intento de conformar un alumnado racialmente diverso. Pero muchas familias blancas sacaban a sus hijos de las escuelas públicas y los enviaban a flamantes escuelas privadas para blancos. Las políticas en ese sentido perdieron fuerza y el sistema decayó aun en instituciones donde se había arraigado con éxito.

Con cámaras

Esta semana, la revista británica The Economist recomendaba a las autoridades de las fuerzas de seguridad estadounidenses que los policías lleven cámaras.

Argumentaban que si los policías saben que se está grabando lo que hacen es más probable que se cuiden de matar sospechosos, y al mismo tiempo se protegen de potenciales atacantes. Además, sería más fácil determinar quién dice la verdad en un pleito.

En la misma nota, The Economist comparó la actividad de la policía estadounidense con la de otros países. En 2012, según el FBI, la policía norteamericana mató a 409 personas.

Durante el mismo período de tiempo, la policía británica (cuyos agentes en su gran mayoría van desarmados) no mató a nadie.

La policía alemana, mientras tanto, mató a ocho personas ese año; la japonesa, una persona en seis años. Una diferencia con los países europeos y Japón, apunta la revista, es que en Estados Unidos los civiles frecuentemente están armados, cosa que no ocurre en ninguno de los otros lugares citados.

Otro dato curioso es que el Pentágono provee material militar excedente a la policía, lo que es costoso y contraproducente. “La gente es más proclive a dar información a los oficiales en los que confían, no a los que temen”, dice The Economist, que también recomienda a los norteamericanos nombrar policías que surjan de la misma comunidad y a legalizar la tenencia de drogas para uso personal.

Esto último, porque muchos jóvenes y adolescentes negros caen presos por ese delito. Si la tenencia para consumo personal fuera legal, la policía se podría dedicar a perseguir a los delincuentes, argumentan.

Cada vez que ocurre uno de estos episodios da la sensación de que salta la tapa de una olla a presión. Pueden volver a taparla, pero en algún momento volverá a saltar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CARACTERÍSTICAS DEL POPULISTA

En este vídeo podrás identificar al político populista con ejemplos de la vida real en la realidad peruana que por desgracia no ha tocado vi...