Talento, amor

Por Salvador Sostres

El verdadero talento es imposible sin amor. La primera condición de todo lo bello, y de la belleza misma, es el amor, el amor que mueve el Sol y las demás estrellas. El talento no es otra cosa que la habilidad para crear aptitud y belleza.

No se puede ser un genio y mala persona. Se puede ser complicado, oscuro e incluso algo retorcido porque cada cual viene de sus muy complicadas circunstancias, pero sin un fondo de bondad sensible y sincera fenece cualquier posibilidad de excelencia. Sin amor la mediocridad siempre acaba compareciendo y por mucho que estiremos los dedos nunca llegamos a acariciar la cara de Dios.

No se puede alcanzar la belleza ni la gloria sin amar, si cuando fallan la fuerza y la fantasía el amor no empuja a la voluntad y al deseo para que la rueda gire igualmente; no hay milagro sin pasión, ni culminación sin la total implicación de cada uno de tus sentimientos.

Ni en la política, ni en los oficios ni en el arte podrá brillar jamás nadie que no haya superado el círculo vicioso de sí mismo, que no haya entendido que nuestra única posibilidad de trascendencia está en los demás y que hemos venido al mundo a dar esperanza y a borrar las huellas del pecado original. Todo lo debemos y nada podríamos reclamar.

Por ello sin amor nada grande puede tener lugar. Por eso sin amor el interés de cualquier persona o habilidad decae y no pasa de lo retórico y de la pura farsa. El odio es estéril. El cinismo, deprimente como un burdel. Sin amor sólo das vueltas sobre ti mismo y nada de lo que dices o haces tiene relieve ni encuentra su profundidad.

El verdadero talento es imposible sin amor. Todo es inútil sin belleza. Sólo amando apasionadamente alargamos los dedos hasta amansar la lenta cabellera de Dios.