Momento álgido en crisis de Crimea

Martes 18 de Marzo de 2014

Los extraordinarios eventos que están teniendo lugar en Rusia y Ucrania concentran hoy la atención mundial. En un paso que implica retrasar unilateralmente fronteras establecidas desde el fin de la Guerra Fría, el Presidente de Rusia ha firmado un tratado con líderes de la península de Crimea que establece la incorporación de esa provincia ucraniana al territorio ruso.

La medida eleva aun más la tensión generada en los últimos días por el referéndum celebrado el fin de semana en Crimea —ilegal, en tanto no contaba con la autorización del gobierno central de Ucrania, como han insistido la Unión Europea y Estados Unidos—, en el cual una abrumadora mayoría votó por separarse del Estado ucraniano e integrarse a la Federación Rusa. Dicha consulta es reconocida como válida por Moscú en tanto, sostiene, refleja la voluntad de la población mayoritariamente rusoparlante de la provincia, y fue a su vez el punto cúlmine de una crisis gatillada por la violenta crisis política que llevó al derrocamiento del gobierno de Kiev, aliado del Kremlin, hace algunas semanas. En la práctica, los grupos armados que se han hecho delcontrol efectivo de la provincia —y que se presume son militares rusos provenientes de las bases de ese país en la península— han concretado la secesión de Ucrania por la vía de facto, bajo el paraguas político de un referéndum de anexión a Rusia.

Hasta el momento, la crisis de Crimea —si bien potencialmente explosiva— se ha desarrollado en términos relativamente pacíficos, y ninguno de los actores involucrados tiene nada que ganar con una escalada que pudiese degenerar en un enfrentamiento militar entre Moscú, argumentando su obligación de proteger a la población de origen ruso, y Kiev, actuando en defensa de su integridad territorial amenazada. Además del inaceptable precio en vidas que previsiblemente cobraría un conflicto como ése, poco contribuiría a cambiar una realidad determinada en el terreno por la inmensa superioridad bélica rusa, y en nada mejoraría las posibilidades de una solución política en el largo plazo que protegiera los intereses de Ucrania frente a su poderoso vecino.

La comunidad internacional no puede avalar un proceso de anexión territorial que se efectúa en desconocimiento de los derechos del Estado afectado y actúan correctamente los países que impulsan sanciones diplomáticas y económicas de diverso tipo en contra de Rusia. Al mismo tiempo, no puede desconocerse el complejo entramado de razones históricas y geopolíticas que hacen de Ucrania, y especialmente deCrimea, regiones especialmente sensibles para Rusia; ni tampoco realidades económicas que se traducen en una relación de mutua dependencia entre ese país y los miembros de la Unión Europea que hoy critican su política ucraniana.

Una solución viable y duradera del actual conflicto pasa necesariamente por involucrar a Kiev y Moscú en algún tipo de proceso que les permita canalizar sus diferencias y sus intereses por la vía diplomática e institucional, quizás con participación internacional. Las sanciones contra Moscú por un tratado de anexión sellado al margen de la legalidad internacional deben entenderse como una herramienta para impulsarlo a aceptar un proceso de esta naturaleza. El Presidente Putin, por último, debe ofrecer garantías de que, sea cual fuere el estatus definitivo que se establezca para Crimea, su país no tiene otras ambiciones territoriales que representen una amenaza para ninguno de sus vecinos.

Fuente: LA SEGUNDA Blog Redacción